El verano está a las puertas y con él aumentan los problemas de sudoración en mucha gente. Pero hay soluciones para atajar el molesto exceso de sudor

Fuente: El Mundo

En estos últimos días, entre la ola de calor y el verano asomando a la vuelta de la esquina, hemos notado que algunos alerones empiezan a cantar más de la cuenta. No controlar el mal olor corporal puede llegar a convertirse en un problema social e incluso profesional. Estas son siete estrategias para acabar con el sudor (y atención, porque alguna puede ser definitiva).

1. ANTITRANSPIRANTES

A diferencia de los desodorantes, que tratan de camuflar el olor, los antitranspirantes también son capaces de inhibir la sudoración. Suelen estar formulados a partir de sales de aluminio que se aplican de manera tópica. El punto débil de los desodorantes y de los antitranspirantes es que su eficacia es baja y que pueden causar irritación.

2. MEDICAMENTOS

Los anticolinérgicos, a pesar de que su nombre se las traiga, son algunos de los principios activos más utilizados. ¿Por qué? La sudoración se produce cuando se libera una sustancia llamada acetilcolina y los anticolinérgicos, como su nombre indica, son sustancias que la bloquean. Sobre el papel todo es perfecto. El problema es que la acetilcolina interviene en otros procesos como la salivación que también se inhibe con estas sustancias. Quedarse sin saliva no es algo realmente agradable así que, aunque este tratamiento se siga utilizando, no es el favorito de nadie.

Otro fármaco con nombre también interesante, glicopirrolato tópico, ofrece unos resultados sorprendentes especialmente en la hiperhidrosis de la cara.

3. IONTOFORESIS

La iontoforesis es un tratamiento no invasivo que está especialmente indicado para hiperhidrosis de las manos y de los pies (aunque ocasionalmente se usa en las axilas). Consiste en introducir las manos o los pies en unas bandejas llenas de líquido. Puede ser agua corriente o agua a la que se le añade además una solución anticolinérgica, como los fármacos que de los que hablábamos en el punto anterior. Y a partir de aquí empieza la fiesta: con la ayuda de unos electrodos se genera una corriente eléctrica en las zonas sumergidas que va a actuar sobre las glándulas sudoríparas sin dañarlas. Es un método efectivo pero laborioso y tiene algunos inconvenientes: no son candidatas las personas que tienen marcapasos o llevan elementos metálicos como prótesis, dispositivos anticonceptivos intrauterinos (DIU), etc.

4. TOXINA BOTULÍNICA

Llegamos al favorito de los sudorosos en general. Actualmente es el tratamiento más popular a nivel axilar, palmar e incluso facial. Sus principales inconvenientes son su precio, el dolor que provoca la infiltración y la necesidad de realizar entre dos y tres tratamiento al año (a los cuatro o seis meses te vuelve a cantar el alerón). A pesar de todos los "peros", ahora mismo es la medida de elección. De hecho es un tratamiento que "engancha" y los pacientes demandan su uso cuando se acaba el efecto.

5. SIMPATECTOMÍA TRANSTORÁCICA

Consiste en eliminar los ganglios encargados de estimular la sudoración de axilas y manos. Al no haber impulso nervioso, ahí dentro no se mueve nada y no se suda. Habitualmente esta práctica la realizan los cirujanos torácicos con muy buenos resultados. ¿Su principal inconveniente? La hiperhidrosis compensatoria o "efecto rebote", es decir, el paciente deja de sudar en manos y axilas pero aumenta la sudoración en otras localizaciones como cara, espalda, pecho...

6. CIRUGÍA LOCAL

Para entendernos, viene a ser cortar por lo sano: elimina las glándulas sudoríparas a través de un curetaje subcutáneo.

7. LÁSER

Elimina las glándulas sudoríparas por calentamiento a través de nuevos modelos de láser. Tiene entre un 75% y un 95% de respuesta definitiva. Esta técnica lleva desde 2011 en el mercado y, aunque se necesita más tiempo para conocer su eficacia y sus efectos secundarios, es muy prometedora. Y sí, también, un poquito cara.

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