Según una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología ESC 2022.

Fuente: Valencia Plaza

El riesgo de muerte o de mal pronóstico tras un infarto es más de 20 veces mayor en los fumadores con niveles de monóxido de carbono exhalado superiores a 13 ppm, lo que indica que se fuma mucho y se inhala humo, según una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología ESC 2022.

"La cantidad de monóxido de carbono en el aliento está directamente relacionada con el número de cigarrillos que se fuma, pero también con la forma en que se fuma", afirma el investigador principal, el profesor Patrick Henry, del Hospital Lariboisiere de París (Francia).

"Los individuos pueden inhalar el humo profundamente o no hacerlo, y pueden fumar los cigarrillos de principio a fin o dejar que se quemen en el cenicero --explica--. Por último, el lugar en el que se fuma puede desempeñar un papel crucial, ya que fumar en una habitación pequeña y sin ventilación probablemente aumenta la concentración de monóxido de carbono en comparación con fumar en el exterior".

La combustión de los cigarrillos produce monóxido de carbono, un gas muy tóxico que también se encuentra en los tubos de escape de los vehículos de motor, en la contaminación y en los hornos que funcionan mal. El monóxido de carbono sustituye al oxígeno en la sangre y puede ser letal.

El profesor Henry apunta que "los pacientes con episodios cardíacos agudos, como los infartos, no tienen suficiente oxígeno en sus arterias coronarias. Nuestra hipótesis es que si parte del oxígeno se sustituye por monóxido de carbono, el episodio puede ser más grave".

Durante un período de dos semanas en abril de 2021, se midió el monóxido de carbono espiratorio en las dos horas posteriores al ingreso en todos los adultos consecutivos hospitalizados por eventos cardíacos agudos en 39 unidades de cuidados intensivos cardíacos (UCIC) en Francia. Se estudiaron un total de 1.379 pacientes. La edad media era de 63 años y el 70% eran hombres. En cuanto al motivo del ingreso, 720 (52%) pacientes tenían síndrome coronario agudo, 186 (13%) tenían insuficiencia cardíaca aguda y 473 (34%) tenían otras afecciones cardíacas agudas. La mediana de la estancia en la UCI fue de cinco días.

Se preguntó a los pacientes por su condición de fumadores. Un tercio de los participantes (33%) no eran fumadores, el 39% eran exfumadores y el 27% eran fumadores activos. El nivel de monóxido de carbono era similar en los no fumadores y en los exfumadores (media de 3,6 y 3,3 ppm, respectivamente) y significativamente mayor en los fumadores activos (media de 9,9 ppm).

Los investigadores analizaron la asociación entre el nivel de monóxido de carbono y el resultado primario de eventos adversos mayores en el hospital, que fue un compuesto de muerte, paro cardíaco reanimado o shock cardiogénico. Un total de 58 (4,2%) pacientes sufrieron un acontecimiento adverso grave durante su estancia en el hospital.

El nivel de monóxido de carbono se asoció de forma significativa con los acontecimientos adversos graves en los fumadores activos, con una odds ratio de 1,14 por unidad ppm, lo que significa que por cada aumento de una ppm de monóxido de carbono había un 14% más de probabilidades de sufrir un acontecimiento.

Identificaron 13 ppm como el mejor umbral para predecir un peor pronóstico. Las probabilidades de sufrir un acontecimiento adverso grave se multiplicaron por 23 en los fumadores con un nivel de monóxido de carbono superior a 13 ppm, en comparación con los que tenían 13 ppm o menos, tras ajustar los factores que podían influir en la relación, como la edad, el sexo, la diabetes, el hábito de fumar, los antecedentes de enfermedades cardiovasculares, las enfermedades renales crónicas, los antecedentes de cáncer y el motivo del ingreso.

En los fumadores con un nivel de monóxido de carbono de 13 ppm o inferior, la tasa de eventos adversos mayores fue similar a la de los no fumadores o exfumadores. Casi uno de cada cinco (19%) fumadores activos tenía un nivel de monóxido de carbono superior a 13 ppm, en comparación con menos del 2% de los no fumadores o exfumadores.

"Nuestro estudio muestra que cuando un fumador es hospitalizado por un evento cardíaco agudo, un nivel de monóxido de carbono superior a 13 ppm se asocia con un peor pronóstico --subraya el doctor Henry--. También descubrimos que el nivel de monóxido de carbono era un factor de predicción de acontecimientos adversos mucho más potente que la condición de fumador".

"Los resultados sugieren que el monóxido de carbono exhalado podría medirse en los pacientes cardíacos al ingreso para evaluar mejor su pronóstico --resalta--. La intoxicación por monóxido de carbono se trata con oxígeno de alto flujo que disminuye rápidamente los niveles peligrosos en la sangre. Es necesario seguir investigando para determinar si esta terapia podría mejorar el pronóstico tras un infarto de los fumadores con niveles de monóxido de carbono superiores a 13 ppm".

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