Un análisis de orina implica examinar el aspecto, el contenido y la concentración de los elementos existentes en el fluido miccional

“No solo hay que tener en cuenta los resultados de este proceso analítico, sino que deben valorarse en su justa medida las observaciones y comentarios del propio paciente; una información necesaria para el médico o la médica”, destaca la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

La orina es de color amarillento y es secretada por los riñones como resultado de la depuración y el filtrado de la sangre; conclusión final del metabolismo celular y, por ende, del funcionamiento de todos los órganos de nuestra anatomía.

La orina, que sale de los dos riñones por los uréteres, se acumula en la vejiga y se expulsa al exterior del cuerpo humano a través del meato de la uretra durante el proceso dinámico de la micción.

La vejiga almacena alrededor de 500 mililitros en el caso de las mujeres y de 700 ml en los hombres. Las personas producen entre un 1,5 y 1,7 litros cada día.

“La recogida correcta de una muestra de esta orina para su análisis debe ser siempre el principio de un buen diagnóstico patológico o del seguimiento correcto de la evolución de la enfermedad después del tratamiento. Nunca debiera ser el inicio de un error o formar parte de un proceso médico prácticamente inútil”, opina la Dra. González Enguita.

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