Realizar un régimen depurativo muy restrictivo y sin control médico baja las defensas y dispara el riesgo de enfermar

Con el último bocado del roscón de Reyes todavía reciente, llega el momento de hacer balance de una nueva Navidad en la que la báscula refleja los excesos de estas últimas semanas. De hecho, los españoles engordamos una media de cuatro kilos durante las fiestas navideñas, según constata el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), una cifra que lleva a muchos a empezar el año probando dietas milagro que prometen «purgar» el organismo a base de agua y limón o caldos depurativos, lo que pone en grave riesgo la salud, ya que los expertos alertan de que dañan el sistema inmune y disparan la vulnerabilidad frente a los virus, en plena expansión.

«La Navidad se convierte en el cóctel perfecto para deteriorar nuestras defensas. Por un lado, implica comer más y, sobre todo, abusar de una mayor cantidad de azúcares, dejando de lado las frutas y las verduras y, por tanto, las vitaminas y los minerales necesarios para el buen funcionamiento del sistema inmune. Además, conlleva ingerir más alcohol y un desajuste horario, con menos horas de sueño, lo que merma la melatonina, imprescindible para que las defensas actúen adecuadamente. Y, por último, hay una menor actividad física diaria, y está demostrado que hacer ejercicio regular nos protege frente a las infecciones respiratorias. Todo ello hace que los soldados del ejército de la inmunidad pierdan fuerza y eficacia frente a los agentes externos», explica África González, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo.

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