‘‘Vivimos en un mundo acelerado. Las obligaciones diarias, el trabajo, el teléfono que no para de sonar, la falta de tiempo… Todo esto puede generar una sobrecarga mental que se traduce en estrés, ansiedad o fatiga emocional. Y frente a este ritmo, el ejercicio físico se convierte en un refugio, una vía de desconexión que no sólo cuida el cuerpo, sino también la mente’’. La declaración que Daniel Galindo, director del Departamento de Experiencia e Innovación de VivaGym, hace a CuídatePlus es más que apropiada para arrancar el tema: de qué manera el entrenamiento de fuerza puede llegar a ser un aliado para combatir el estrés.
De acuerdo con el experto, cuando nos movemos, liberamos tensión: ‘‘Durante el ejercicio físico, el cuerpo libera una serie de sustancias químicas conocidas como endorfinas, las hormonas de la felicidad. Estas sustancias actúan como analgésicos naturales y tienen un potente efecto antiestrés y antidepresivo’’. Además, prosigue, durante la actividad física el foco de atención se desplaza, ‘‘pues dejamos de pensar en lo que nos preocupa y nos concentramos en lo que estamos haciendo’’. Esta desconexión mental voluntaria actúa como una especie de ‘reinicio’, lo que ayuda a reducir la ansiedad, mejorar el ánimo y dormir mejor.
Así, aunque se suele asociar el trabajo de fuerza con la mejora del rendimiento físico, la estética o el aumento de masa muscular, lo cierto es que el entrenamiento intenso con pesas o el trabajo funcional también tiene beneficios directos en la salud mental. Galindo apunta los siguientes:
Noticia completa en Cuídate Plus.