No hay una fórmula mágica que acabe con los problemas de fertilidad que pueda sufrir un hombre. Sin embargo, seguir unos hábitos saludables mejoran las probabilidades de tener un hijo

La fertilidad ha estado acompañada de mitos quién sabe desde cuándo. Bajo la creencia de esto o de lo otro, se han hecho según qué tonterías. La revolución que han supuestos los avances en medicina reproductiva en los últimos años da la oportunidad de lanzar de nuevo la cuestión: ¿en qué medida pueden influir o afectar los hábitos a la fertilidad masculina?

“Es una pregunta que sale muchas veces a la palestra”, indica Nicolás Garrido, director de la Fundación IVI Instituto Valenciano de Infertilidad, quien lamenta que la respuesta no suele convencer a los pacientes, pues supone hablar de probabilidades y de coste-beneficio. “Si alguien pregunta ‘¿puedo tener hijos?’, se puede hacer algo para mejorar la probabilidad de que los tengas; pero es muy complicado que podamos asegurar en qué proporción te ayuda”, explica.

Así, nadie puede decir que si se come ensalada todas las noches, la posibilidad de lograr un embarazo aumenta un 4%, por ejemplo. Sin embargo, “sí es cierto que los hábitos alimenticios pueden modificar la calidad del semen, tanto a favor como en contra de la misma. En este sentido, la información científica sí parece razonablemente creíble”.

Garrido alude a diferentes estudios basados en micronutrientes (como el magnesio o el selenio), o en dietas determinadas: “Los nutricionistas tienen distintos modos de clasificar dietas que se componen de una variedad de alimentos en una serie de proporciones y que influyen positiva o negativamente en la calidad del semen”.

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