Tipos de maltrato hay muchos, pero uno de los que no se habla lo suficiente es el que se dirige a las personas mayores. Se trata del abuso emocional, que no se ve, pero que el anciano sufre, y mucho. “La vejez puede producir aumento de ansiedad o depresión de forma natural, porque el individuo es consciente de la pérdida de facultades físicas y mentales asociadas al proceso de envejecimiento. Pero, en muchas personas, existe un fenómeno de aceptación y adaptación que produce que el malestar sea mínimo”, explica a CuídatePlus el psiquiatra Javier García Campayo.

Sin embargo, aclara, “el maltrato emocional del cuidador implica que quien te cuida, a menudo una persona querida, te produce daño de forma directa o por omisión. Esto genera una sensación de ‘indefensión aprendida’ por parte del anciano, que solo vive preocupado de no ‘enfadar’ al cuidador, de agradarle. Para ello, intenta ser lo menos demandante posible, negándose sus necesidades o deseos, y desarrollando una intensa sensación de soledad y abandono”.

Así pues, el maltrato invisible deja una huella profunda en la persona mayor. Como detalla el experto, puede adoptar formas diferentes, desde una negligencia afectiva o un desprecio sutil, hasta la infantilización de los ancianos. Todo ello puede surgir tanto en el ámbito familiar como en el institucional, cuando van al médico o a un centro de mayores, a veces bajo formas que en apariencia simulan protección. No obstante, “este trato puede tener efectos psicológicos devastadores. Una persona mayor maltratada psicológicamente puede sufrir ansiedad, depresión, trastornos del sueño, pérdida del sentido de la vida e incluso un deterioro emocional acelerado o síntomas cognitivos que se manifiestan como demencia”.

No hay que olvidar tampoco las repercusiones a nivel físico que esto conlleva. Y es que la alimentación, la hidratación o el cuidado médico habitual son hábitos que pueden quedar afectados.

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