Según un reciente estudio epidemiológico, en España se estima una prevalencia del insomnio en niños menores de 5 años del 30%, y del 38,5% de los adolescentes

El sueño saludable es una necesidad biológica vital que permite restablecer las funciones fisiológicas y psicológicas básicas para lograr una vida plena día tras día. Junto con la alimentación y el ejercicio físico, el sueño, al que le dedicamos un tercio de nuestra vida, constituye uno de los pilares fundamentales de la salud, ya que un sueño de calidad es esencial para el desarrollo cognitivo, emocional, físico y mental de todas las personas y, en especial, de los niños y los adolescentes.

Según un reciente estudio epidemiológico, en España se estima una prevalencia del insomnio en niños menores de 5 años del 30%, y del 38,5% de los adolescentes . Estos datos son motivo de una preocupación particular, pues el insomnio durante estas etapas puede tener consecuencias de largo alcance que perduran en la vida adulta.

Asimismo, la evidencia científica señala que existe una relación bidireccional entre una mala calidad del sueño continuada y crónica, por ejemplo la provocada por el insomnio, y la aparición de alteraciones de salud de diversos tipos: cardiovascular, endocrino, metabólico, inmune, neurodegenerativo y mental, lo que correlaciona directamente con una mayor probabilidad de sufrir patologías graves a largo plazo, entre ellas infarto de miocardio, ictus, diabetes, obesidad, enfermedad de Alzheimer, ansiedad y depresión.

En este sentido y, teniendo en cuenta el estilo y los hábitos de vida que acostumbran a poner en práctica los adolescentes en su día a día, Lorenzo Armenteros, miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y de la Alianza por el Sueño, subraya que “la excesiva exposición a pantallas, el consumo de cafeína o bebidas energéticas/estimulantes, la presión académica, los ritmos de vida irregulares, los horarios extracurriculares poco apropiados, y demás condicionantes sociales y ambientales que rodean las vivencias de niños, adolescentes y jóvenes son algunos de los factores que hacen de la población infantojuvenil un sector de riesgo a sufrir trastornos del sueño".

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