El glaucoma es una enfermedad que afecta al nervio óptico y provoca una pérdida gradual de la visión. Sus causas son variadas, pero se suele asociar a un aumento de la presión intraocular. Constituye el segundo motivo más frecuente de ceguera en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y afecta a aproximadamente al 3% de la población española. El problema de esta patología es que empieza a manifestarse cuando ya está muy avanzada, por lo que resulta imprescindible detectarla cuando todavía no ha aparecido ningún síntoma.
“A diferencia de lo que la gente cree, el glaucoma no duele. El ojo no está rojo y la agudeza visual permanece inalterada hasta las etapas finales de la enfermedad”, lamenta José Manuel Benítez del Castillo, presidente de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO). Por ello, el experto insiste: “Diagnosticada a tiempo (más de la mitad de los casos no se detecta precozmente), la evolución de esta enfermedad se puede frenar y, por lo tanto, evitar la ceguera”.
Sonia Andreu, oftalmóloga y especialista en glaucoma, del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Valencia Consuelo, advierte que la atrofia del nervio óptico es irreversible. Para frenar el daño y detectar y tratar el glaucoma a tiempo, recomienda:
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