Gaseosas, bollería, pero también barras de cereal y espaguetis. Los ultraprocesados son preparaciones industriales que estimulan el apetito de manera artificial. Si estás frente a un producto envasado cuya lista de ingredientes es larga y con nombres enrevesados, es probable que se trate de uno de ellos. El problema es que saben bien (demasiado, quizás) y algunos pueden provocar algo parecido a una adicción. Su consumo está tan extendido que llega a los paladares de millones de personas. El costo de esa popularidad es alto, pues se ha demostrado que están asociados a un mayor riesgo de obesidad y enfermedades cardiometabólicas.
Ahora, un nuevo hallazgo vuelve a ponerlos en el centro del debate. Un grupo de investigadores de la Universidad Global de Londres (Reino Unido) comprobó por primera vez como este tipo de alimentación, aunque siga una pauta saludable, es menos efectiva para bajar de peso. El estudio, liderado por Samuel Dicken, del Centro de Investigación de la Obesidad en Londres, analizó durante ocho semanas el comportamiento de 55 adultos divididos en dos grupos. Uno de ellos comenzó el ensayo con un tipo de alimentación baja en ultraprocesados o MPF por sus siglas en inglés, como avena remojada durante la noche o espaguetis a la boloñesa caseros.
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