La microbiota intestinal, ese conjunto de microorganismos que convive con nosotros dentro del tubo digestivo, se afecta y nos afecta si no la logramos cuidar. Hábitos buenos y malos influyen en la cantidad de bacterias, en su diversidad y en la capacidad que tienen de beneficiarnos.
«Hay cosas que no controlamos, como el modo en que nacemos, pero eso también tiene un impacto», revela la Dra. en Biología Olalla Otero, experta en probióticos. Luego, a medida que crecemos y nos desarrollamos, tomamos decisiones que podrían ser positivas o negativas para la flora del intestino.
Ahora bien, ¿cuál debiese ser nuestro objetivo? En concreto, fomentar un estilo de vida que promueva el equilibrio de las bacterias beneficiosas. «Una microbiota diversa, con distintos tipos de microorganismos, es saludable. Se equipara a las selvas: mayor diversidad es mejor», ejemplifica Otero.
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