Con la llegada del verano se producen numerosos cambios en el estilo de vida y, por supuesto, también hay cambios en los hábitos alimenticios, aunque no siempre son todo lo adecuados que deberían ser.
Ya se ha escrito mucho sobre la desafortunada operación bikini y todos aquellos regímenes ligados a modificar la apariencia externa más que a mantener la salud. No obstante, la adaptación de la alimentación a la época estival debe ser encaminada hacia otras direcciones. Su importancia puede ser clave en la hidratación y en el mantenimiento del confort especialmente en los momentos de máxima temperatura externa, como es el período estival.
La temperatura externa y su abordaje es fundamental para el mantenimiento de la salud de las personas. En lo que va de verano (del 16 de mayo al 13 de julio) se han registrado 1.180 muertes atribuidas a las altas temperaturas y parece que el riesgo de consecuencias fatales por este motivo continuará en aumento en los próximos años.
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