Prevenir las grietas en los talones de los pies no es una cuestión de estética, sino de salud. Este problema aumenta en verano, pues es una época del año en la que se dan varios factores que lo propician. “En primer lugar, nuestros pies van al aire. Con zapatos como sandalias o chanclas lo normal es que no llevemos calcetines puestos, por lo que los talones están más expuestos a estas condiciones ambientales de calor y de falta de humedad”, explica Juan Carlos Montero, podólogo, quien añade que todo esto conlleva una mayor deshidratación en la zona.
Asimismo, señala el experto, al llevar los pies expuestos y en cercanía con el suelo, entran en contacto con el polvo y la suciedad, elementos que influyen en la sequedad de los talones. “Por último, no podemos olvidar tampoco el cloro de la piscina o la sal del mar, que pueden producir también a nivel de la piel una especie de agresión que hacen que aumente la debilidad y que se generen estas grietas”, agrega.
Aunque este tipo de lesión no reviste gravedad y tiene fácil solución, Montero advierte que es importante tratarla porque “al final, es una solución de continuidad (cualquier interrupción en la integridad de la piel) por la que pueden atravesar microorganismos y provocar una infección”. Especialmente deben tener cuidado las personas mayores, inmunodeprimidas o pacientes diabéticos, pues son grupos de población más vulnerables a las infecciones. Además, los pies agrietados pueden generar dolor o molestias o, incluso, cierto roce con algún zapato.
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