El inicio del curso escolar pone de nuevo la polución urbana sobre la mesa. Dos investigadores del Instituto de Salud Carlos III alertan de sus efectos en el desarrollo y la salud infantil

Con la vuelta al colegio, vuelve también un debate cada vez más urgente: ¿cómo afecta la contaminación del aire a la salud de los niños? Durante un briefing organizado por la plataforma informativa Science Media Center (SMC), dos expertos del Instituto de Salud Carlos III han advertido de que el impacto de la polución urbana en la infancia es más grave de lo que se pueda imaginar.

“Cada día una persona respira unos 11.000 litros de aire. No podemos elegir la calidad de ese aire, queda en manos de la Administración”, ha comentado Cristina Linares, investigadora científica y codirectora de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano. El tráfico rodado sigue siendo la principal fuente de contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO₂), las partículas en suspensión (PM2,5 y PM10) y el ozono troposférico. A ello se suman episodios puntuales de humo procedente de incendios forestales o polvo sahariano, que empeoran la situación.

Asimismo, la experta ha subrayado que la infancia constituye un grupo especialmente sensible debido a:

  • La inmadurez anatómica y funcional: los pulmones no completan su desarrollo hasta los 5-6 años.
  • Mayor exposición relativa: respiran más aire por kilo de peso corporal que los adultos.
  • Conducta social: pasan más tiempo al aire libre, jugando o haciendo deporte.
  • Altura: al estar más cerca del suelo, inhalan contaminantes pesados que se acumulan en capas bajas del aire.

“Los contaminantes pueden alterar el desarrollo cognitivo, aumentar el riesgo de ansiedad o depresión y afectar desde la etapa prenatal, provocando partos prematuros o bajo peso al nacer”, ha destacado Linares.

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