Las hernias de disco son muy frecuentes: se estima que afectan a aproximadamente el 20% de la población. Sin embargo, son difíciles de diagnosticar por la amplia variabilidad de síntomas que pueden producir: desde un dolor insoportable y duradero hasta molestias leves y transitorias. Por ello, es importante resaltar, en primer término, que no todas las hernias se operan; en realidad, solo una minoría, ya que se calcula que en torno al 80-90% de los pacientes mejoran sin cirugía.
José Piquer, responsable de la Unidad de Neurocirugía del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, explica que las hernias discales “ocurren cuando el núcleo gelatinoso de un disco intervertebral se desplaza hacia afuera, presionando las raíces nerviosas cercanas”. Este desplazamiento “puede generar una serie de síntomas, desde dolor localizado en la espalda o el cuello hasta molestias irradiadas en brazos o piernas, conocidas como ciática”. La afectación varía “según la ubicación de la hernia y la presión ejercida sobre los nervios”, teniendo en cuenta que “el 70-80% de las hernias de disco se producen en las vértebras lumbares y un 25%-30% en las cervicales”.
Los discos intervertebrales son los amortiguadores naturales que hay entre las vértebras (los huesos cortos que componen la columna vertebral).
Una de las principales causas de dolor lumbar
Teniendo en cuenta los datos citados, no es de extrañar que las hernias discales constituyan una una de las principales causas de dolor lumbar (en la parte baja de la espalda) y cervical (en el cuello) en adultos, especialmente entre los trabajadores que realizan esfuerzos físicos repetitivos, algunos deportistas y las personas que llevan una vida sedentaria.
Pero hay que tener en cuenta que un dolor lumbar o cervical no siempre es achacable a una hernia y la presencia de una hernia no siempre genera irritación del nervio. En otras palabras: no todas las hernias discales son problemáticas. Es más, muchas son asintomáticas.
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