La menopausia es una etapa de grandes cambios hormonales que son responsables, a su vez, de cambios en las mujeres a nivel corporal (hay una redistribución de la grasa), a nivel del estado de ánimo, que en algunos pueden llegar a la ansiedad y/o la depresión, y a nivel de sueño, con un incremento notable de los problemas con el descanso y de la incidencia de trastornos del sueño, que en última instancia impactan también sobre la salud física y mental de las mujeres.
“Estudios recientes estiman que la prevalencia global de trastornos del sueño en mujeres en la postmenopausia es del 51,6 % y que en torno al 50,8 % refieren mala calidad de sueño”, explica la doctora Anjana López, neurofisióloga clínica. Según la miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño, hay tres trastornos cuya incidencia se dispara en las mujeres tras la menopausia: el insomnio, la apnea obstructiva del sueño y el síndrome de piernas inquietas. “En mujeres pre-menopáusicas la prevalencia de síndrome de apnea del sueño, por ejemplo, se mueve aproximadamente entre el 2% y 5%. En las mujeres post-menopáusicas estas cifras se multiplican por cuatro y la AOS afecta a entre un 10% y un 20% de las mujeres”, ejemplifica.
Además de los citados cambios hormonales, añade la experta, en la menopausia en las mujeres también se produce una alteración en los mecanismos de termorregulación, lo que tiene un impacto notable sobre el sueño y el incremento de los casos de insomnio tanto de inicio como de mantenimiento. “Esta alteración no solo es responsable de los incómodos sofocos y de la sudoración nocturna, que provocan muchos despertares intrasueño a las mujeres, sino que también se alteran los mecanismos termorreguladores necesarios para iniciar y mantener el sueño”, señala.
Todas estas alteraciones del sueño, explica López, tienen un impacto en la calidad de vida de las mujeres.
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