Cada otoño aumenta la recolección de setas y también las intoxicaciones por especies tóxicas. Los expertos alertan del riesgo y recuerdan la importancia de extremar las precauciones

Durante el otoño, son habituales las salidas al campo para recoger setas. Sin embargo, en los últimos años ha aumentado el número de personas inexpertas que incorporan esta actividad como un plan de ocio, incrementándose así el riesgo de sufrir una intoxicación, conocida como micetismo. En la Península Ibérica están catalogadas unas 1.500 especies de hongos superiores, de los que unas 100 contienen sustancias tóxicas.

En concreto, se estima que se producen cada año entre 200 y 400 nuevos casos de micetismos en España. Estos se han agravado por diversos factores, como la globalización, que condiciona la aparición de especies invasoras en entornos no habituales; así como el cambio climático, que hace que los hábitats de las zonas geográficas varíen. Dependiendo de la especie, el envenenamiento puede cursar con una sintomatología diferente de mayor o menor gravedad.

Según datos de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQC), en más del 80% de los casos se trata de una intoxicación colectiva. “De la mitad de intoxicaciones que llegan a la consulta, el 40% son formas graves del tipo Amanita phalloides (con una mortalidad del 10%), el 50% son del tipo gastroenteritis y el 10% de otro tipo, generalmente sin gravedad”, apunta Salvador Ventura Pedret, miembro de la Comisión de Monitorización de Fármacos y Toxicología Clínica de la SEQC.

De acuerdo con el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid, la mayoría de las intoxicaciones por setas son leves y producen problemas gastrointestinales (vómitos y/o diarreas) al poco tiempo de ingerirlas. Sin embargo, también hay intoxicaciones graves por setas, que producen grandes alteraciones del hígado, riñones, etc.

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