El frío aumenta la rigidez de músculos y tendones. Y aunque en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre se produce un aumento del número de fascitis plantares, estas pueda obedecer más al calzado utilizado en verano o al que comienza a usarse en fiestas más que al frío en sí.
Así lo explica a CuídatePlus Carmen Mar Rodríguez Peñas, secretaria general del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM): “No tenemos estudios sólidos que demuestren que haya más casos de fascitis plantar en invierno. Se trata de un problema multifactorial, donde influyen la carga que soporta el pie, el tiempo de pie, el peso corporal, el tipo de calzado o el tipo de superficie y la biomecánica del tipo de ejercicio que se haga”.
Fran Monzón, podólogo y cofundador de Podoks, achaca la aparición de la fascitis plantar en los meses de frío también a un aumento del peso durante los meses de verano. Además, “otro, que es el que más nexo de causalidad tiene, es el cambio de zapato. En verano vamos con un zapato con menos sujeción y menos amortiguador. Con el uso de ese tipo de calzado la fascia plantar, que es como una especie de ligamento que hay en el talón, se somete a mucha tensión y va acumulando estrés”.
Si además de a ese daño previo le sumamos días de vacaciones, con compras, caminatas, las cabalgatas de Reyes… “que te obliguen a estar de pie, parados durante mucho tiempo, y en los que se limita el ejercicio, se puede producir más sintomatología”, dice Rodríguez.
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